martes, 24 de septiembre de 2013

Un barril para ti

El primer día que le vi vestía camisa de manga corta, con bolsillo a la altura del corazón y dos 'capuchas' de Bic sujetadas en él apuntándole al mentón. Sus eternas gafas metálicas con las que juega en las manos de una manera característica, su cara blanca con mejillas rosadas y su media sonrisa. Así conocí al que, durante años de profesión, ha coleccionado sellos en su pasaporte con la misma facilidad que cualquiera encuentra hojas de árboles en otoño.

Te puede mandar a la mierda en distintas lenguas. Que yo sepa, en ruso, italiano, inglés y creo que también en francés -y no descarto el alemán-, lo cual le da un puntito canalla que se le acentúa cuando sonríe y deja entrever un colmillo largo, afilado de tantos años en los barros de las corresponsalías y, sobre todo, en la nieve roja de la URSS.

Lo considero un tovarich, pero sobre todo un maestro. Gracias a él estoy en la redacción en la que siempre quise estar, aunque cada vez se parezca menos al periodismo sórdido que siempre me atrajo. Fue mi profesor en el máster de El Mundo, mi lector, mi crítico y, a veces, mi confidente. Quizá nos enseñaron en exceso a expresar las cosas por escrito y sucede que ahora me cuesta expresárselo a la cara. Por eso sólo se me ocurre esta forma para mostrarle mi agradecimiento. Le invitan a irse del periódico después de dos décadas y dejaré de verle pasear y de oírle llamarme "vividor" cada vez que me veía acompañado de mis compañeras -a las que también enseñó-. A él le dará rabia, a mí tristeza.

Se presentó la primera vez como Francisco, le llamábamos Paco y descubrimos que le llamaban Pacovich -por su trabajo soviético-, aunque nos advirtió que no le llamásemos así hasta tener confianza. Un día en el que ya era redactor se lo llamé sin querer, le pedí perdón de inmediato y me dijo que no pasaba nada, que "ya podía". Pacovich ha sido el que me soltó el que es uno de los mejores halagos que me han dicho desde que estoy en esta casa: "para no tener ni puta idea de esto explicas muy bien las cosas para tontos, que para eso nos pagan". Y recuerdo una anécdota de cuando corregía uno de nuestros primeros textos: un compañero escribió un artículo dividido perfectamente en aquella pirámide y cinco uve dobles que como verdad revelada enseñaban en la facultad y que con la misma devoción luchan por destrozarlas en la redacción. Tan bien estructurado estaba que Pacovich dudó de su autoría pensando que era un teletipo de EFE y tras preguntar, repreguntar, insistir y sorprenderse, dio por bueno el artículo y se echó a reír mientras pedía perdón. No se le caían los anillos.

Dudar hasta de tu madre, a eso nos enseñó Paco, una de los mandamientos de este oficio de egos. Hoy el mío estaría por los suelos si gente como él no hubiese confiado en mí, si no creyesen en que tengo un hueco en esto de manchar folios. Cuando escribí un artículo de opinión criticando cierta demagogia con una marca de cerveza lo único que me dijo fue que me daría su opinión, precisamente, delante de una cerveza. Han pasado meses y esa caña se ha convertido en un barril, como me recordó, y quiero prometerle que nos lo tomaremos.

De momento, esta es mi palmada en el hombro que no le he dado todavía. Nunca sé qué decir en estas situaciones porque nada de lo que digas mejora el silencio ni reconforta. Él me enseñó, junto a otros como Rafael Moyano al que también le estaré eternamente agradecido, a escribir. De la unión Pacovich-Moyano salió este lodo que ahora es abajofirmante y eso no se olvida. Jamás. Tengo a mucha gente a la que darle las gracias y una de ellas el 1 de octubre no estará delante de mí para echarme broncas. Gracias, tovarich. El barril está pendiente.

3 comentarios:

  1. gracias por escribir esto... sin ser alumno suyo del master, lo he sido en la redacción. Pacovich enseña sólo con estar. Un abrazo

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  2. Hola, Xaime. Yo también empecé en el periodismo con Paco como referencia. Estuve a sus órdenes en la sección de Internacional y aquella fue la época en la que mejor aprendí lo que es este oficio. Paco es trabajador, responsable, exigente, comprensivo y honesto, cualidades que definen bien a un líder. Me parece un auténtico disparate que le estén "invitando" a irse, pero en los tiempos que corren sólo es un disparate más. Gracias por haber escrito este artículo y enhorabuena por tu blog.

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  3. Hola Xaime, conozco a Pako hace casi 10 años ahora y tuve la suerte y el honor de hacer mis prácticas del master en internacional, bajo su tutela. Es un gran hombre, grandísimo profesor, lo mejor que he tenido en toda mi vida como periodista, y mira que fueron muchos. Y un gran amigo también. Una pena para el periódico. Muchísimas gracias por el artículo y por resumir tan bien lo que me hubiera querido decírselo en este momento.

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