lunes, 23 de mayo de 2011

Gracias Deportivo

Gracias Deportivo porque tengo 25 años y el ascenso a Primera División lo viví con 5 recién cumplidos. Ese día en que Riazor ardió -literalmente- y Stojadinovic nos metió en la élite con sus goles. De esa época de primerísima infancia recuerdo colarme por debajo de los tornos del estadio con mi abuelo, con los revisores de entradas haciendo la vista gorda, típico en un equipo de ciudad pequeña, allá en el fin de la tierra, en el norte de España.

Gracias Deportivo porque viviendo en Madrid desde pequeño, pegado al Santiago Bernabéu además, me creía el más guay y diferente por ser del Depor, de mi ciudad, y no del gran Real Madrid. Hice a todos mis compañeros de clase, todavía en primaria, conocer a mi equipo; aunque no hacía falta porque se daba a conocer sólo con las tardes de gloria con los Claudio, Manjarín y Fran.

Gracias Deportivo por permitirme ver al mejor delantero, Bebeto. Con el disfrute que producía ver al ‘11’ blanquiazul hacer sus regates, goles, pases, tiros de falta y su armario de maravillas. Por jugar en Madrid al fútbol al grito de “¡pido Bebeto!”, ni Zamorano, ni Romario ni gaitas. Recuerdo llorar desconsoladamente cuando mi madre rompió una foto de Bebeto firmada que nos disputábamos mi hermano y yo que resolvió salomónicamente: para nadie. Al ver nuestra reacción, la mía fue encerrarme en mi cuarto sin respirar y jurar odio eterno a mi señora madre, la pobre de mi madre cogió celo y juntó los trozos de la foto para colgarla en la cocina. Bebeto roto…pero Bebeto a fin de cuentas.

Gracias Deportivo porque nos hiciste sentir, a los que teníamos cierta envidia del Real Madrid y Barcelona, lo que es luchar por un título. Lo perdimos y lloramos un 19 de mayo de 1994, 8 años gastaba yo; de aquella noche me quedo con la imagen de mi padre sin querer ver a Djukic lanzar un penalti a ninguna parte; o, mejor dicho, lanzarlo a las manos de González. La cara de mi abuelo de “lo veía venir” -mas sabe el diablo por viejo que por diablo-, la negación con la cabeza, sin articular palabra a mi pregunta insolente: “¿entonces no ganamos la Liga?”.

Gracias Deportivo por llevar a un paisano de aldea a llegar a entrenar a todo un Real Madrid. Arsenio Iglesias, O Bruxo de Arteixo. Porque todos fuimos él tras perder aquella Liga, esa rueda de prensa llena de galleguismo puro. “Qué le vamos a hacer” dijo.

Gracias Deportivo por al año siguiente, en 1995, darnos nuestro primer título de la Historia, perdón por la mayúscula. La Copa del Rey del diluvio y la granizada jugada en dos días. Con aquel gol de Alfredo ante la salida de Zubizarreta que se revive ahora mismo en mi mente con una claridad inaudita.

Gracias Deportivo por un fin de década de los noventa donde fuimos juez y parte en las luchas por ganar las ligas.

Gracias Deportivo por hacer del 2000 no sólo el año del “efecto 2000” sino el del “efecto Depor”. Donato y Makaay pusieron la guinda a un año para enmarcar un 14 de mayo (de ese 2000). La Coruña, aquella ciudad pesquera con el faro más antiguo de Europa, ganaba una Liga. Djalminha hizo tanta magia en esa, mi ciudad que un equipo que 9 años ante subió a Primera hizo hincar la rodilla a Real Madrid y Barcelona. Dejó en nada la sentencia de Arsenio de seis años atrás, cuando perdimos la Liga del penalti: “Quizás nunca más volvamos a vernos en esta situación”. El fútbol le debía una Liga al Deportivo, y pagó su deuda encubriendo los llantos de alegría de deportivistas, coruñeses y alegría de gente de toda España a la que el Deportivo “le hacía gracia”.

Gracias Deportivo por pasear la marca “La Coruña” por toda Europa conquistando estadios inexpugnables. Por ser el primer equipo español en ganar en el Olímpico de Munich a todo un Bayern en aquella noche mágica del gran Juan Carlos Valerón que dio un recital de asistencias. Highbury también cayó; y Old Trafford, y Delle Alpi y San Siro y…y…y...

Gracias Deportivo por aquella noche de milagros de Miércoles Santo de 2004 en el que se le remontó un 4-1 al gran Milan. La Coruña ya estaba en el mapa de Europa, pero el 4-0 de aquel día (gracias Pandiani, Valerón, Luque y Fran) aumentó las visitas a Google Earth y Wikipedia para conocer de dónde narices salían aquellos insolentes. Gracias por conseguir que la portada del día siguiente de Marca en la edición de Madrid no se dedicase al Real Madrid sino que aparecían Víctor y Valerón abrazados y el titular “HÉROES”.

Gracias Deportivo por llegar a semifinales de dos competiciones continentales diferentes: Recopa y Champions League. PSG y Oporto nos bajaron a la tierra de un hostiazo, pero siempre sacábamos el orgullo y el espíritu tan gallego de “nos da igual” para pasar a otros objetivos.

Gracias Deportivo por ganarle la Copa al gran Real Madrid de Zidane y Raúl en su estadio, en su cumpleaños número 100. Al mismo Real Madrid que ganó la Copa de Europa sólo un mes después. En el estadio nos quedamos afónicos de cantar el “Cumpleaños Feliz” al equipo blanco y disfruté como un enano primero con Fran levantando la Copa hacia nuestra grada y, al día siguiente, recibiendo las ganancias de las apuestas que habíamos hecho en el colegio, era 2002 y yo cursaba 4º de ESO.

Gracias Deportivo por luchar por tantas ligas en las que “sólo” pudimos ser subcampeones.

Gracias Deportivo por haber llegado hasta donde estuvimos sólo, sin ayudas institucionales como otros equipos que llevan a su Comunidad Autónoma y/o Ayuntamiento detrás con empujones económicos que, nosotros, no hemos tenido nunca ni, la verdad, la esperábamos viendo la relación entre el panorama político de La Coruña que no supo distinguir entre llevarse mal con un presidente personalmente y ver cómo La Coruña se conocía por el Deportivo.

Gracias Deportivo por hacer que cuando estuve en Galway, ciudad al oeste de Irlanda perdida como ella sola, y al decir que nací en España, en La Coruña soltasen con ese acentazo pérfido: “¡Ah! La Coruña…¿Deportivo de La Coruña?”.

Gracias Mauro Silva, Donato, Bebeto, Liaño, Albístegui, Djukic, Fran, Djalma, Makaay, Tristán, Víctor, Luque, Scaloni, Martins, Hadji, Rivaldo, Claudio, Manjarín, Songo’o, Naybet, Manuel Pablo, Valerón, Arsenio Iglesias, Jabo Irureta, Loco Abreu, Romero, Molina, Canales, Aldana, Nando, López Rekarte, Kiriakov, y tantos otros que habéis hecho grande y os habéis enorgullecido del Deportivo de La Coruña en todos estos años.

Gracias Deportivo porque he disfrutado del fútbol y he saboreado las mieles del éxito aun cuando nada hacía indicar que siendo de ese equipo tan pequeño fuésemos a llegar tan alto. Es mejor caer desde arriba, aunque la leche sea más grande, que nunca haber logrado hito alguno.

Gracias Deportivo, esas dos palabras que todo aficionado blanquiazul tenemos en la cabeza, esa idea, es lo que ha hecho que todos nosotros no os abandonásemos. Que no nos fuésemos ni os diésemos la espalda. Porque el Depor no lo merece, porque su escudo, la ciudad, su Historia (perdón por la mayúscula de nuevo), sus jugadores que han pasado y pasarán nos han permitido disfrutar de 20 años del Deportivo en lucha constante, codo con codo, con los grandes.

Gracias Deportivo porque ser de los que ganan es muy fácil, pero ser del Deportivo nos parece mejor.

Gracias Deportivo, qué remedio, porque visto que el Celta no subía nos vas a permitir volver a visitar Balaídos (habrá que reírse).

Y, en definitiva, gracias Deportivo por todo lo bueno que nos has dado. Por enseñarnos a sufrir, a disfrutar, a ganar y, también, a perder. Gracias por estos veinte años disfrutando de fútbol de Primera en una ciudad con 250.000 habitantes y te doy las gracias por adelantado por devolvernos a Primera el año que viene. ¡Forza Depor!